Una ventana que flamea su soledad. 
La enarbola, 
la expone como seduciendo  a la nada del lugar.
La idolatra como el soldado a su bandera.   
Una ventana que se sabe dueña  
del único halo de vida circulando entre sus entrañas. 
Lo toma, 
lo procesa 
y lo reparte  
a la quietud estrictamente ordenada e incapaz de recibirlo.   
Una ventana que duerme mientras  el viento 
se mueve sigiloso bajo su vestido.   
Los duendes invisibles, intentan advertirle,  
pero antes de realizar la primera mueca 
las sombras que habitan en las paredes,  
lustrosamente pintadas de palidez, 
los atrapan.   
Una ventana que trabaja de mediadora  
entre el macro y el micro universo de la existencia.   
Es dueña de la claridad y de la frescura,  
pero también 
de la oscuridad 
y del calor del recinto.   
     Patricia Palleres 
 
Olá Patricia.
ResponderEliminarGostei deste belo poema, de sua autoria, do qual transcrevo dois versos:
"las sombras que habitan en las paredes,
lustrosamente pintadas de palidez,"
Ótima semana.
Abraço.
Pedro.