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abril 18, 2024

Peces de colores

Yo siempre fui de esos muchachos hábiles para contar historias a mis amigos más chicos. Me encantaba ver sus caras atentas y llenas de miedo.

Aquella tarde el sol nos regalaba su calor… Entonces decidimos no asistir a la escuela para irnos al río de aguas claras. Allí les narré algo magnífico.

Al principio no creyeron nada y se burlaron de mí. Sin embargo, seguro de lo que faltaba todavía por contar, a mí no se me movió ni un pelo. Y tenía razón: a medida que avanzaba mi historia sus ojos inocentes e impresionables se abrían sorprendidos. Les dije:

—Hace muchos años en este mismo río un tiburón de grandes dimensiones apareció un 2 de febrero, día de la Virgen Stella Maris. El pueblo, que en su mayoría se dedicaba a la navegación, estaba congregado como cada año para homenajearla con cantos y pétalos de flores, y, sobre todo, pedirle que los llevara a buen puerto tanto en la vida como al navegar.  Pero, al ver esto, el diablo se enojó y apareció tomando la forma de un enorme tiburón, con la intención de asustarlos e impedirles expresarse.

—¡Oooohhh!— exclamaron mis amigos al unísono.

—En ese momento también se presentó la Virgen Stella Maris. Era la primera vez que en este lugar se enfrentaban ambas fuerzas. A diferencia del tiburón, ella llegó caminando. De lejos parecía una enorme luz que cubría un extremo del río, y a medida que se acercaba, los presentes pudieron definir que se trataba de una mujer: sus vestidos largos y holgados brillaban más que el sol y su estatura era tal que el cabello se confundía entre las nubes. ¡Sí, amigos! ¡Tenía dimensiones colosales y una extrema belleza!

Y continué con mi historia:

—El tiburón, también de gran tamaño, se encargaba mientras tanto de inquietar a los pueblerinos con atemorizantes sonidos, haciéndolos gritar y correr. Se proponía sacar a todos de allí para que cesaran con sus expresiones de espiritualidad. Inevitablemente se produjo una lucha entre el bien y el mal. La doncella lo tomó de su aleta dorsal y lo colgó de una nube gris muy oscura, casi negra. Con una voz primorosa como canto celestial —dulzura que molestaba al malvado porque no podía tolerar nada que representara belleza— le ordenó callarse.

—¡Bien!— festejaron los niños.

—Con el tiburón amarrado y sin emitir sonidos, ya no había peligro para la gente, aunque buena parte de ella se había retirado despavorida. Entonces Stella Maris con su voz-canto, sentenció:

—No serás liberado hasta tanto no inventes algo que devuelva la alegría y confianza a estas buenas personas espantadas con tu maldad. Ellas son la vida del río. —Y exigió con una aguda melodía lírica: —¡Solo te liberaré si le devuelves la vida al río!

Un eco místico se encargó de repetirlo trece veces más…

El animal, por orden la Virgen Stella Maris, a quien le temía por su prístina belleza, obedeció llenando las aguas claras de muchísimos peces de colores que hasta hoy son el atractivo del lugar y, por esa razón, visitado por miles y miles de personas.

—Bueno, pero dinos, ¿qué pasó con el tiburón y con Stella Maris?—preguntaron los niños intrigados.

—Al malvado se le quitó su disfraz de tiburón y se lo condenó a los abismos de donde no podrá salir ni asustar a la gente. Después, cuando todo estuvo en paz, Stella Maris se retiró del mismo modo que llegó: caminando lentamente, envuelta en un potente halo de luz, hasta desaparecer.

Y así, después de cerrar mi ficción, quitamos los pies de las aguas, tomamos los abrigos y nos fuimos de regreso a nuestros hogares. Mis dos amigos me fueron interrogando sobre el asunto todo el camino…

 ©Patricia Palleres


Basado en la obra: "Niños pescando en el muelle" Nicolai Bogdanov-Belsky 1868-1945
(DERECHOS RESERVADOS)

7 comentarios:

  1. Patricia, nos dejas un cuento bellísimo, que representa la eterna lucha entre el bien y el mal. Lo hiciste muy ameno y con gran claridad. Te felicito por ello, amiga...Ahí están las guerras y las injusticias del mundo, claro ejemplo de que el mal siempre está acosando las mentes humanas...Ojalá tengamos siempre presente la paz inspiradora, que nos permite superarnos y mantener vivos los valores del espíritu, amiga.
    Mi abrazo entrañable y feliz fin de semana, Patricia.

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  2. Tu relato de peces de colores me ha tenido entretenida como si fuese una niña más que escuchaba atentamente al lado de esos niños.
    Por cierto, nada más ver ese cuadro, me ha recordado a Sorolla, ignoro si él es el autor, pero me gusta igualmente.
    De niña siempre me gustaban los cuentos que tenían un final feliz. Gracias por hacerme recordar bellos tiempos.
    Cariños.
    kasioles

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  3. Me llamó la atención el titulo,
    desde pequeño siempre sueño con peces de colores
    y tengo en casa tres acuarios, jiji

    Sobre el relato, una historia que atrapa y que por desgracia
    los niños de ahora poco a poco se alejan de esos
    momentos, solo saben usar la tablet.

    Un placer la visita.
    Besos!!!!

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  4. Patricia, querida amiga, hermoso cuento bien acompañado con esa imagen bellísima
    Es una delicia leerte.
    Cariños y besos linda.

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  5. Hermoso cuento infantil, con la belleza de tu imaginación creaste un mundo de colores y una realidad de amor al prójimo, me gusto mucho leerte. Gracias por leerme.
    Abrazo

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  6. Esqueci de dizer que adoro seu blog e que sempre estou por aqui.

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Gracias amigos por dejar aquí una de las cosas más sagradas que tenemos: las palabras
Las valoro con el alma.
Un gran abrazo, Pat