En el brillo de racimos
se reflejo tu sonrisa aquella tarde
y sin querer se grabó
en hojas inquietantes.
El viento la ensayó
junto al sonido de tu voz,
y con el roce a las parras
inventó nueva canción.
Desde entonces, cada noche
se ven fulgores espléndidos
en los surcos vendimiales.
(c)Patricia Palleres
Todos los textos de éste blog son privados y tienen Derecho de Autor.
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escribes muy bien poeta, un abrazo
ResponderEliminarHola Kim Mejía Ospima. Qué gusto que pases por aquí.
ResponderEliminarAbrazo