Una ventana que flamea su soledad.
La enarbola, la expone como seduciendo
a la nada del lugar.
La idolatra como el soldado a su bandera.
Una ventana que se sabe dueña
del único halo de vida circulando entre sus entrañas.
Lo toma, lo procesa y lo reparte
a la quietud estrictamente ordenada
e incapaz de recibirlo.
Una ventana que duerme mientras
el viento se mueve sigiloso bajo su
vestido.
Los duendes invisibles, intentan advertirle,
pero antes de realizar la primera mueca
las sombras que habitan en las paredes,
lustrosamente pintadas de palidez,
los atrapan.
Una ventana que trabaja de mediadora
entre el macro y el micro universo
de la existencia.
Es dueña de la claridad y de la frescura,
pero también de la oscuridad y del calor del recinto.
© Patricia Palleres
Esa ventana mediadora de vida es una preciosidad, Patricia.
ResponderEliminarMi abrazo y feliz fin de semana.
Una ventana para iluminar el interior y para iluminarse con el exterior...
ResponderEliminarUna ventana siempre es símbolo de transparencia...
Saludos
A mí me encantan las ventanas y las puertas. Sirmpre las admiro al pasear.
ResponderEliminarMe ha encantado tu publicación. Un placer leerte.
Un abrazo grande.
La ventana nos muestra el mundo y nosotros decidimos si salimos a el o seguimos mirando. Abrazo
ResponderEliminarCuánto entraña una ventana de su adentro y de su afuera. Si alguien sabe de intimidades es una ventana. Cuánto nos diría de los sentimientos que se cuecen en su interior. UN abrazo.
ResponderEliminarPrecioso poema me encantó!!!!
ResponderEliminarTe sigo.
Besos al alma