Al buscar
los códices
misteriosos,
subyacen
las certezas
desconocidas.
No son los primeros
indicios,
ni los segundos
son, los que
aparecen
cuando he perdido la
cuenta.
Cuando la noche me
regala
beneplácito
luminoso:
“canopus”, “alfa del
centauro” y “Capella”.
Brillo de estrellas
como hadas.
Las más destacadas constelaciones
me son dadas
para que el azabache
no sea tan lóbrego.
Y para que del
vientre de la luna
germinen poesías.
©Patricia Palleres
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Esas luces que alumbran en los momentos oscuros, nos guían.
ResponderEliminarMuchos abrazos.
Y germinaron en ti, para tus lectores gozarlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una certeza desconocida es un oxímoron y un paseo por estrellas y constelaciones es una buena manera de olvidar, aunque sea por un rato, este confinamiento que nos atenaza, nos agobia y cualquiera sabe qué pasará mañana. Me gusta tu blog, mucho sentimiento y trabajo.
ResponderEliminarAy... esos dos versos finales elevan el poema al universo de la buena poesía...
ResponderEliminarPrecioso tu poema, Patricia. ¡Felicitaciones!
ResponderEliminarAsomarse como de niño a las estrellas, que en sus guiños y constelaciones, aparcer de la cripticidad de su lenguaje, entendemos su mensaje: es la poesía. Un abrazo. carlos
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