Momentos

(Imagen de la web)

El ambiente estaba tímidamente soleado. Los sonidos tenían música y describían romances. Ella sintió que la  mañana despojaba su frente de penas.

Coloreó sus labios y sus mejillas, exhibió la belleza de sus piernas que pateaban graciosamente el aire, como dos olas suaves y blancas desde el enorme sillón bordó de pana, donde minutos antes descansaba.

Rara vez el invierno traía el suave abrigo del sol, y cuando esto  sucedía, ella, se volvía eufórica hasta derrotar  facetas de su ser débil y melancólico.   

 Siempre el amor le había llegado como una rara mezcla de distancias, pasiones latentes y emociones retenidas a la espera del definitivo encuentro.

La palabra “definitivo” se le representaba como una mariposa que vive un único día, y que en su alegre vuelo, sólo persigue ser feliz aunque sea por  breves momentos  ¡Energía jovial!

Cree ciegamente en ésos momentos, relámpagos auténticos llenos de luz que desbordan su alma. La movilizan.

Ella, reflexiona acerca de sus días, mientras su mirada fija, hipnótica y dilatada parece posarse en la ventana, como si el brillo del día adivinara sus secretos.

Secretos, no extraños ni perversos, no locos ni exóticos, simplemente secretos. Secretos de las almas diferentes que con la humildad del gorrión, vuelan contra las fuerzas del huracán.

El ambiente estaba soleado. En su calidez, el febo como milagro, le otorgó alas invisibles y eficaces para cruzar el cielo en toda su extensión.

Elevó sus manos como atrapando sueños intangibles y armoniosamente dio cien vueltas, sintió que se elevaba en sus pies,  pequeños colibríes.

Descubrió que la dicha, está en todos los momentos si iluminado está el corazón. Y luego de vestirse, acomodó su pelo, cruzó la puerta y se fue sonriendo.

(2.001) Patricia Palleres

Todos los textos de éste blog son privados y tienen Derecho de Autor.